La empresa vasca GES, antigua filial de Gamesa, se dedica al diseño, construcción, instalación y mantenimiento de infraestructuras renovables. En más de 30 años de trayectoria ha construido más de 15.100 megavatios (MW) de potencia eólica y más de 2.000 MW en energía fotovoltaica. Actualmente trabaja en proyectos de Repsol, Iberdrola, Copenhagen Infrastructure Partners (CIP), Forestalia, Capital Energy o Bruc.

"De cara al año 2024 estamos apuntando a una facturación de 284 millones de euros", detalla el CEO, quien asegura que en el primer trimestre la compañía ya tiene firmados y en construcción unos 330 megavatios (MW) de proyectos. 

A principios del 2023 el Gobierno concedió las primeras autorizaciones a 30.000 MW de proyectos en un periodo breve, con el objetivo de salvar inversiones millonarias ante el vencimiento de los plazos límite. "Esto puso a todo el sector en alarma, pensando que se iba a construir muchísimo", asegura García Donoso.

Sin embargo, lo que ocurrió fue el efecto contrario. "La administración colapsó de alguna manera y el siguiente paso, que era la obtención de las AACs (Autorización Administrativa de Construcción), no se produjo", explica.

Por eso, el Ministerio de Transición Ecológica concedió en diciembre una extensión de 6 meses para la autorización de construcción y de 36 meses para obtener la Autorización Administrativa de explotación (para conectar el proyecto). Eso sí, el Gobierno estableció que los promotores debían anticipar el semestre en el que la instalación estaría operativa, y esta indicación será vinculante.

Aunque esta última prórroga generó una sensación de alivio, "creo que habrá un valle de proyectos entre finales del 2026 y el 2027", advierte el CEO de Global Energy Services. "La mayor parte de los proyectos han marcado su conexión en esa fase final de los tres años por prudencia lógica", continúa. "Tener flexibilidad para conectar a la red una planta antes de la fecha estipulada, si se han logrado todos los permisos antes de lo previsto, es una demanda del sector", advierte.

El departamento de Teresa Ribera presentó en junio la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima hasta 2030. Para el año 2030, aumentó la capacidad objetivo de energía eólica de 50.000 MW a 62.000 MW, mientras que la capacidad fotovoltaica creció de 38.000 MW a 57.000 MW, sin incluir el autoconsumo.

"No creo que España tenga capacidad para construir toda la capacidad que plantea el PNIEC. Ni a nivel constructivo, ni a nivel administrativo, ni a nivel rentabilidad", advierte el consejero delegado de GES.

Estrategia de GES

En la actualidad la actividad de GES se concentra en España y Chile, aunque también cuenta con cierta presencia en México. Su intención de cara a los próximos años es expandirse por Europa del Este y por Centroamérica, según explica el CEO a este medio. "Esta expansión nos permitirá crecer y estar menos expuesto a una posible paralización en algún país concreto", asegura.

Más allá de la tecnología eólica y la fotovoltaica, GES también ha empezado a trabajar en el negocio de almacenamiento energético. "Llevamos ya bastante tiempo formando a los equipos de ingeniería y estamos trabajando ya en proyectos concretos que se van a hacer en España", dice José Luis García Donoso. La antigua filial de Gamesa también está trabajando en varios proyectos de repotenciaciones y en el área de infraestructuras de evacuación, es decir, líneas y subestaciones.

Desde 2017, GES forma parte de CL Grupo Industrial, una corporación empresarial formada por 27 empresas de distintos sectores clave como el acero, el empaquetado, construcción de renovables, PET, química o beauty. Cuenta con un equipo de 3.000 profesionales y su facturación agregada en 2022 fue de 2.300 millones de euros.